Foto del HA-200 Saeta de la FIO. Foto: Ismael Jordá
Hoy me siento obligado a volver al blog. Es un regreso de urgencia y totalmente indeseado. Pero la actualidad me empuja a asomarme a esta ventana para compartir a través de estas líneas mi tristeza por la muerte de Ladislao Tejedor, piloto de la Fundación Infante de Orleans, ocurrida este mediodía tras accidentarse a los mandos de un HA-200 Saeta en el aeródromo de Cuatro Vientos.
Nadie merece algo así. Pero menos aún la gente de la FIO, amantes de la aviación que, altruistamente, se dedican a mantener con vida (sí, con vida, hoy hay que decirlo más alto que nunca) la memoria de la aviación española, cuidando de una colección de aviones en la que se esconde nuestro pasado reciente. Excepto en enero y agosto, cada primer domingo de mes sus experimentados pilotos toman los mandos y vuelan estos modelos históricos para regocijo de los espectadores. Hoy, primer domingo del mes de mayo, cuando centenares de personas miraban boquiabiertos al cielo de Cuatro Vientos, llegó la tragedia.
Momento del accidente en la FIO. Foto: El País.
Ladislao Tejedor, comandante del Ejército del Aire, estaba realizando la exhibición en vuelo en un HA-200 Saeta, el primer reactor de fabricación española. Tiempo habrá para conocer las razones de lo ocurrido, pero la realidad es que el avión acabó estrellándose contra el suelo dejando un fallecido, el piloto, y varios heridos (a esta hora, desconozco cuántos y cuál es su estado).
El vídeo estremece: la caída del avión, el ruido, el humo de la explosión, los gritos de los espectadores. Pero estremece más aún el resultado del accidente: la muerte de un piloto de caza, ayudante del Ministerio de Defensa, que ha perdido la vida tratando de mantener viva la historia. El fallecimiento de Ladislao Tejedor es un golpe durísimo para toda la familia de la FIO y, por ende, para la aviación española.
El cariño que siente todo el sector por la labor de la FIO y por sus integrantes se está viendo en estas horas tan difíciles. Las redes sociales se han inundado de mensajes de condolencia y ánimo. Sólo puedo sumarme a todos ellos y animar a toda la FIO para que continúen adelante con su encomiable e impagable labor. Haré todo lo posible para estar en la próxima exhibición en Cuatro Vientos, en Madrid, poniendo mi granito de arena a favor de la Fundación y honrando la memoria de Ladislao Tejedor. Vuelta alto, comandante.
